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22 de febrero de 2012

confesiones, desahogos, como quieras llamarlo.

El tema de hoy... confusiones. Un día me quieres, al otro no se que pasa, al otro me prometes el cielo y las estrellas y al siguiente siento que me aplasto contra el suelo. Un día subo el otro bajo, y si toca ser sincera, mucho más no aguantaré así. Vale que sea cabezota, y que pueda aguantar mucho, muchísimo, incalculable dolor, pero como todas las personas, yo tengo un límite. Y si me quieres creer... está cerca. Siento como el momento de explotar y ver que he llegado a mi punto final me acecha, me rodea, y falta poco para que me agarre y no me suelte. Comprendo todo lo que tu necesitas, pero a veces dudo de que si la situación fuera al revés tú estarías esperando. Si supiera encontrar el momento, o por lo menos supiera buscarlo, lo aclararía. No sabes cuantisimas ganas de aclararlo tengo, veo como de aquí dos días llegará ese día veinticuatros y yo no te tendré. Veo como desapareces y apareces en la niebla que se forma en mis ojos cada noche al llorar. Y... bueno, ¿sabes qué? Ya da igual, esto no llegará nunca a ser leído por los ojos que toca, así que es perder tiempo, ganas, ánimos y fuerzas para nada...Solo tengo ganas de poder decir que siento que un adiós se nos acerca... y ojalá sea un presentimiento falso, ojalá.

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