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2 de agosto de 2012

Llegan y...¡zas! , te rompen en pedazos.

Se, casi seguro, que no hay nadie en el mundo que no se arrepienta de algo de su pasado. Yo soy la primera que lo hace. A veces me paro a pensar en todo. Y suelo preguntarme cómo lo pude hacer tan mal. ¿Dónde estaba mi mente mientras yo tomaba esas decisiones? En la luna. Que es donde está casi siempre. No me gusta el sentimiento de arrepentimiento. Ni el de tener que ocultar algo. Que hay gente que lo sabe, sí, pero a discreción. Y eso no me gusta. Me gustaría ser transparente, sin nudos, ni laberintos, que hacen que entenderme se haga una tarea difícil. La mayoría de las personas, viven con el pasado. Pocas, por no decir ninguna, lo olvida. Y es que olvidar es imposible, se aprende a vivir con o sin ello, pero no se olvida. A veces no consigues vivir sabiendo el daño que te han hecho. O el daño que tu has provocado en personas a las que querías. Lo único que puedes hacer es cambiar. Cambiar mi forma de ser. Ya que antes no me gustaba como era. Y cambiar a mejor. Ser mejor persona. Esa persona que siempre está ahí, a pesar del dolor, y de las lágrimas. La que intenta sacar una sonrisa cuando ella muere por dentro. A la que le sea más fácil sonreír, que contar lo que tanto la reconcome por dentro. Quien no deja que se preocupen por ella, porque sabe que puede apañarse con su dolor ella sola. La que se preocupa por casi todos e intenta ayudar en lo posible, y en lo que no lo es tanto. La que promete siempres e intenta conseguirlos. Y yo creo, que después de tanto tiempo, he conseguido cambiar. No se si a mejor o a peor. Yo, sinceramente, lo intentaba cambiar a mejor. Y creo que lo he conseguido. Y cuando eres feliz, y piensas que estás en paz con todo aquello que te persigue, día y noche, a todas horas. Todo en lo que, cuando piensas en eso, te hace llorar. Y sentirte la persona más tonta sobre la faz de la tierra. Cuando creo que todo va bien, y la felicidad llama a la puerta, PUM. Se va corriendo por las escaleras. Porque en ese momento aparece alguien que no lo ha olvidado. Y remueve y remueve la mierda que tu guardas dentro, escondida, hasta extenderla por todas partes. Hasta que no puedes más con ella. Y lo peor, es que eso no te afecta solo a ti, que va. Afecta a los que tienes a tu alrededor. Y eso me mata. No soy capaz de aceptar que mis actos, impliquen el dolor de personas que no tienen nada que ver en ellas.
Solo me queda decir que espero, con todas y cada una de mis fuerzas, que algún día haya una persona en el mundo que me escuche cuando yo esté dispuesta a contarlo todo, que aguante mis lágrimas mientras lo cuento y al final me diga: '' Da igual, todo da igual. Has cambiado, yo lo se, y tu también. Y te quiero así''

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